domingo, 31 de marzo de 2013

Escalofríos.


Estamos ya lejos de momentos embarazosos contándole a una amiga qué chico del colegio te gusta, o con qué chico del instituto quieres tener más que palabras. Pero da igual. 
Por mucho tiempo que pase, seguiremos siendo las mismas panolis que se emocionan fantaseando con espaldas de kilómetros cuadrados que te sirven de colchón en las noches más calurosas, con manos que dejan marcas a fuego sobre la piel o con besos que, empezando por el cuello, dejan el camino abierto a noches que producen temblores catalogados en la escala de Richter. 
Seguiremos estando poseídas por sueños infernales, esos sueños que solo nosotras compartimos, y que sólo a nosotras nos martirizan. Y seguiremos así de martirizadas porque nos gusta, nos encanta recrearnos en nuestra obsesión y es que… ¡qué obsesión señores!
Esto no es ninguna broma, de verdad que no, las posesiones son una cosa seria, te calan por dentro y no eres dueño de tu propio cuerpo; porque como nosotras bien hemos hecho, ya le hemos buscado un dueño nuevo: alto, empotrable…y que viene en el paquete con un pequeño accesorio, un botón.
Ese botón que te enciende sólo por darle uso a tu ingenua imaginación; es tal el calor con el que te arde al encenderlo, que sólo eres capaz de sentir escalofríos.



Puede parecer que estemos locas, mi amiga y yo, o que, como bien hemos reconocido, seamos unas posesas. Pero ME DA IGUAL somos dos locas, que sueñan juntas.


Buenas noches, y buena suerte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario