domingo, 31 de marzo de 2013

Locura transitoria

Ahora mismo estamos poseídas. Esto no es normal. De repente, como si hubieran pulsado un botón, acabamos de encendernos. Inimaginable. Lo que activa el botón? El balonmano. En efecto, ver un partido de balonmano puede ser muy malo. Horrible. Pero pero pero pero, ¿y esos saltos?, ¿y ese empeño para meter goles?, ¿y esas espaldas?... Ver un partido de balonmano puede ser muy malo si no tienes con quien desahogarte después. Y eso que ni siquiera lo vimos en directo. Llega a ser así... y no me puedo imaginar, creo que saltaríamos como dos putas posesas.
Mientras ves  a esos cuerpos correr por el campo, solo puedes fantasear...
Sí, fantasear con que pongan en el sexo solamente la mitad del empeño que ponen jugando... increíble.
Nuestra peculiar obsesión, llamadnos locas, es encerrarnos ahí con nuestros respectivos maromos y hacerlo en los vestuarios, en el suelo junto a la portería, en las gradas... AH! y dormir en esas espaldas magníficas que tienen.
Conclusión: no veáis nunca un partido de balonmano. Podéis volveros locas.

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